
¿Para qué haces lo que haces?
No es el resultado lo que cuenta, es la intención.
Tu intención es concisa y concreta y por lo tanto rápidamente evaluada y asumida por el universo.
Poner una intención correcta en tus actos
será suficiente para que estos se concreten
y se manifiesten en consecuencia.
Eres responsable de tus acciones.